Yo también soy madre (primeriza) de un hermoso bebé llamado Borja y al igual que ustedes me he preguntado ¿dónde queda el sexo cuando llegan los hijos?
Y es que no por ser psicóloga de pareja mi relación es perfecta. Tengo los mismos problemas, roces y discusiones que todas ustedes.
A pesar de ser una fanática de la lectura, mis neuronas en período de lactancia no han estado trabajando como me gustaría y básicamente mi memoria va de mal en peor, con decirles que a veces me visto y me pregunto si me puse o no los calzones. ¡Así de mal! Así que les advierto que nada de lo que les escribo esta basado en un estudio ni tengo datos estadísticos que fundamenten lo que diga, porque si es que lo leí en alguna parte, ya se me olvidó.
En esta oportunidad las quiero invitar a reflexionar sobre el sexo en su relación de pareja. Ese acto tan rico y placentero que muchas veces durante la gestación y el puerperio pareciera pasar a segundo plano.
La pregunta del millón es ¿Por qué el sexo es menos importante que comer, lavar la ropa, alimentar a la mascota u ordenar la casa? Les aseguro que todas cocinan, lavan, ordenan y comen igual aunque estén cansadas ¿o no? Yo estoy escribiendo este post a las 23:45 y créanme que podría estar acostada esperando un abrazo, un beso y si los astros se alinean, sexo.
Sí, me encanta tener sexo, aunque muchas veces me da una flojera enorme empezar con la previa, una vez que estoy, no hay nada más importante que llegar al orgasmo. Es como cuando te inscribes al gimnasio, pensar en tener que vestirse, agarrar el auto e ir pareciera un suplicio, pero una vez que ya estas trotando disfrutas la rutina de ejercicios. Tal cual con el sexo.
La excepción a la regla es cuando planeas tener un bebé y pareces ninfómana, no le das descanso a tu pareja. Pero una vez que el test sale positivo, una amnesia se apodera de nosotras y se nos olvidó cómo hacer el amor.
¿Les cuento un secreto? Para mantener unida a la pareja necesitas tener sexo, ya que en la cama se genera esa intimidad que te hace cómplice uno del otro, que te lleva a mirar a tu hombre con otros ojos, a desearlo, admirarlo, gozarlo, pero por sobre todo, amarlo. Sexo: rico, tierno, duro, largo, corto, abrazados, parados, en la cama, en el sofá, dónde y cómo quieras. Pero sexo al fin y al cabo.
Así que ¡manos a la obra! Apaga el computador, celular o tablet y dedícale a tu hombre el mismo tiempo que le dedicas a chequear las redes sociales antes de acostarte. Aprende a pedir cariño, besos, abrazos y languetazos y te aseguro que todo ese regaloneo terminará en sexo. Ya sean 5 minutos o 1 hora, lo que ustedes necesiten para disfrutar.
En la maternidad se valora la calidad, no la cantidad. Porque eso es lo que pasa cuando eres mamá, cada minuto que tengas para acercarte a tu pareja lo disfrutas como si fuera el único de la semana, o del mes. No digo que sea fácil ni que lo transformen en pan de cada día, sólo quiero invitarlas a reflexionar respecto de las prioridades en su vida cotidiana y poder atrevernos a tomar la iniciativa, aunque estemos cansadas. Porque se los aseguro que una vez que ya están en el acto sexual, no hay nada más importante (y rico) que llegar al orgasmo.
En Chile hay un dicho que dice “Mucho bla bla y poca acción”, así que las dejo ya que tengo que hacer lo mismo que les estoy diciendo a ustedes que hagan jajaja. Ya que desde que comencé a escribir en blogs pareciera que cambie el sexo por la computadora, y tengo a mi lado a un hombre que no le parece tan divertido el trueque. ¡Adiós!