En los últimos días he escuchado hablar sobre las “mujeres ninis“. Debo confesarles que el término me caló profundamente porque creo que como mujeres hacemos mil cosas, pero detrás de ello hay una realidad muy triste: el trabajo no remunerado y la falta de políticas públicas para la inserción en el mercado laboral FORMAL que nos ponen en absoluta desventaja y pareciera que las mujeres no tenemos una importante contribución al desarrollo económico y social del país.
Y es que de que somos trabajadoras, no me cabe la menor duda. Conozco a muchísimas mujeres con un montón de actividades para poder obtener un ingreso económico para ellas y sus familias. De que eso se reconozca socialmente y laboralmente con los privilegios y derechos que tienen los hombres es un tema de equidad de género en el que en México estamos en pañales.
El tesoro mejor guardado de la economía mexicana
¿A qué viene todo esto? La semana pasada, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) presentó su estudio sobre Políticas de Género en México. En él reconoce que las mujeres son el recurso menos valorado en México: sólo 47% de las mujeres mexicanas en edad de trabajar forma parte de la fuerza laboral, muy por debajo del promedio de la OCDE de 67 por ciento.
Además, resalta que las mujeres tienen un vínculo directo no sólo con la competitividad, sino también con la productividad incluyente del país, “la cual es necesario reconocer y potenciar; por lo que se necesitan políticas más eficaces que combatan la desigualdad y permitan el empoderamiento económico y laboral de las mujeres dentro de un contexto de equidad de género”.
Según los datos del estudio de la OCDE, las jóvenes mexicanas enfrentan desafíos especialmente graves como la deserción escolar y el embarazo adolescente; el cual representa en México la tasa más alta (74 nacimientos por cada mil mujeres entre 15 y 19 años) en comparación con un promedio de 15 nacimientos en países de la OCDE.
“Esto orilla a las mujeres mexicanas a formar parte del 35% de personas que ni estudian ni trabajan (NINIs) la segunda tasa más alta de la OCDE después de Turquía”, reveló el documento.
Por supuesto, estoy de acuerdo en que es un tema de empoderamiento de las mujeres desde edades tempranas, ahí tenemos una tarea importante como padres y será motivo de otro post; pero de que también hacen falta políticas de equidad de género para que las mujeres podamos insertarnos en el mercado laboral con la llegada de los hijos es un asunto primordial.
De todos es sabido que uno de los trabajos más complejos que desempeñamos las mamás es el de amas de casa, que dicho sea de paso es más extenuante y por el que no existe un pago de por medio.
Yo me siento muy privilegiada de tener un trabajo como el que tengo, que me da la oportunidad de estar con mis hijos, pero lamentablemente ese no es el común de las mujeres en este país.
Hacen falta oportunidades laborales para las mamás, que se tengan horarios flexibles, políticas en las que pueda hacerse trabajo a distancia, servicios de guardería para todas las madres, incluso aquellas adolescentes que desean continuar con sus estudios y tener un trabajo; lactarios en los lugares de trabajo; políticas en las empresas que permitan a las mujeres continuar con su crecimiento laboral a pesar de la llegada de los hijos, que seamos nosotras las que decidamos lo lejos que queremos seguir y no un jefe que te diga “ya no puedes porque eres mamá”.
Porque hay muchas mujeres que enfrentaron un entorno muy complicado laboralmente tras la llegada de los hijos y entonces se convierten en emprendedoras, y así hay miles de mujeres que realizan diferentes actividades para tener algún tipo de ingreso, aunque no sea fijo, aunque no cuente con prestaciones de ley, como los servicios de salud, ahorro para la vivienda o el retiro. El mismo estudio de la OCDE detalla que 6 de cada 10 mujeres que trabajan lo hacen en la informalidad.
Y por último, algo de lo que se habla muy poco pero cada vez es más necesario poner sobre la mesa. ¿Dónde queda el papel de la contraparte, de las mujeres que somos mamás, es decir, de los papás? Porque si queremos más mujeres activas en el mercado laboral, necesitamos hombres más activos en la crianza y el trabajo del hogar y sin duda, en ese aspecto también necesitamos políticas públicas que así lo promuevan.
Así que, ¿por dónde empezamos?