¿Han escuchado alguna vez aquella afirmación sobre que las niñas son más cercanas a los papás, mientras que los niños lo son a las mamás? Yo confieso que estoy viviendo esto a toda potencia con mi hija.
Recuerdo muy claramente cuando un conocido, en algunas Charlas de Mamás y Papás, me dijo que para Ana yo iba a ser la mala del cuento en muchas ocasiones, pues yo iba a poner límites, a llamar la atención, mientras que al papá sólo le iba a sonreír y él diría a todo que sí.
Esta situación me frustra, pues considero que una de las grandes pláticas que deberían tener las parejas es cómo apoyar las decisiones frente a los hijos, independientemente si están de acuerdo o no, se trata de respaldarse.
¿Cuántas veces la mamá dice una cosa y el papá dice otra? ¿el resultado? El niño hará caso a quien dé el veredicto que más le convenga, en este caso, desde mi punto de vista, este tipo de situaciones resta autoridad a alguno de los dos, en este caso siempre soy yo.
Confieso que he tenido muchas veces esta plática con mi esposo, sobre que hay que apoyar las decisiones del otro frente a la niña, y ya después en corto platicar porque sí o porque no estamos de acuerdo, sin embargo, a la menor provocación él me desautoriza.
Muchos me preguntarán ¿y tú? La verdad, sin afán de hacerme la víctima, siempre lo apoyo y me gustaría que él me apoyara a mí.
Y no es que me guste ser quien llama la atención, quién explique cuando algo no está bien, quién le ponga límites, simplemente sé que debo hacerlo, aunque a veces definitivamente pierdo la brújula sobre cómo hacerlo.
No sé si alguna mamá se sienta como yo, como la mala del cuento, pero no es una sensación agradable, de lo que sí estoy segura es que todo lo que hago siempre será pensando en el bien de mi hija.
¿Ustedes han pasado esta situación? Pueden contarnos su historia, sólo tienen que enviarla a charlasdemamas@gmail.com